Embriáguense - Por Charles Baudelaire-
Hay que estar ebrio siempre.
Todo reside en eso: ésta es la única cuestión.
Para no sentir el horrible peso del Tiempo
que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra,
hay que embriagarse sin descanso.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.
Pero embriáguense.
Y si a veces,
sobre las gradas de un palacio,
sobre la verde hierba de una zanja,
en la soledad huraña de su cuarto,
la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan
pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye,
a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla,
pregúntenle qué hora es;
y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
“¡Es hora de embriagarse!
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.
Confusa creación
domingo, 5 de mayo de 2013
domingo, 7 de abril de 2013
Tu, yo y ¿el destino?
Mientras hablaba contigo me detuve unos momentos a cavilar sobre las efímeras circunstancias que delinearon nuestro encuentro y- aunque me cueste admitirlo- no sé hasta dónde nos lleven estos sentimientos y si el tirano destino que alineó nuestros pasos guarde aún más sorpresas para ti y para mí. Pero, mientras aguardo con sosegada resignación los caprichos del destino, quisiera perennizar nuestros momentos juntos, comprender la noche en el crepúsculo de nuestros sueños, detenerme en tus brazos y percibir los contornos, las fragancias y nuestras figuras arquetípicas enlazadas abrigando el dulce anonimato en el que crecen nuestros sentimientos.
El pretender en estas cortas líneas, explicar el porqué de mis sentimientos es, tal vez, redundante, pero, bien vale la pena dedicarle al amor algunas palabras.
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